30 de julio de 2008

En la variedad está el gusto...


A diferencia de las leches artificiales, que cada cual tiene su propio sabor según la marca, la leche materna contiene cientos de sabores diferentes provenientes de la alimentación de la madre.

El sabor de los alimentos que come la padre pasan a la leche materna haciendo que el bebé amamantado sea más proclive a aceptar nuevos sabores en el futuro y en definitiva, tener una alimentación más variada.

Una reciente investigación acerca de la trasferencia de sabores a través de la leche materna realizada por científicos de la Universidad de Copenhague, en Dinamarca, se ha centrado en el tiempo que tarda el bebé en degustar los diferentes sabores.

Se les dieron a las madres cápsulas que contenían los mismos compuestos que dan sabor a ciertos alimentos y encontraron que a distintos períodos de tiempo, los sabores aparecieron en la leche.

Los sabores a semillas de alcaravea (similar al anís) y regaliz aparecieron 2 horas después de que la madre comió los compuestos. La banana, 1 hora después mientras que la menta, entre 2 y 8 horas después del consumo.

Los tiempos dependían de cada mujer, pero en todos los casos los sabores desaparecieron de la leche 8 horas después de haber consumido los compuestos, con lo cual si hay algún sabor en la leche que el bebé rechace, éste se eliminará a lo sumo a las 8 horas.

El estudio viene a confirmar algo que ya sabíamos, que el bebé experimenta diferentes sabores a través de la leche de su madre. De ahí la importancia de la alimentación variada de la madre durante la lactancia y otra gran ventaja de la leche materna frente a la leche de fórmula.

Cuanta más variedad de sabores reciba el bebé durante la etapa de lactancia más receptivo será luego a los nuevos sabores, estableciendo el primer paso para una alimentación más variada y por ende, más saludable

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