25 de agosto de 2008

El yodo en la lactancia


No recuerdo si os he comentado la importancia del yodo en el embarazo, y quiero ahondar un poco más en el tema, porque sí, es imprescindible en el embarazo, pero también lo es en la lactancia.

La suplementación con yodo en la lactancia tiene como finalidad asegurar que el bebé recibe el yodo que necesita a través de la leche materna. La cantidad de yodo que haya en la leche depende de la ingesta de la madre, por eso es hay que tener en cuenta qué cantidad de yodo se está tomando.

Un bajo aporte de yodo en el bebé puede provocar bocio (aumento del tamaño de la tiroides) que puede ocasionar problemas respiratorios y/o de deglución. La carencia de yodo provoca además retraso en el desarrollo del Sistema Nervioso Central así como en el crecimiento y la maduración de los huesos del bebé.

Para asegurar el aporte de yodo idóneo se debe utilizar única y exclusivamente sal yodada para la preparación de la comida, consumir frecuentemente pescado de mar y, en caso de embarazo o lactancia, tomar una suplementación de yodo de 150-200 microgramos.

La población en general tiene suficiente con tomar 3 gramos de sal yodada, sin embargo las embarazadas necesitan 5 gramos de sal yodada para recibir el yodo que necesitan y los bebés necesitarían 2 gramos de sal. Pero los bebés no toman sal, por lo que el yodo les llega a través de la leche materna.

En estudios realizados por comunidades autónomas se evidencia que en 14 de las 17 comunidades estudiadas los niveles de yodo eran de moderadamente bajos a muy bajos.

Según la OMS, una mujer embarazada o lactante precisa 200 mcgr/día, aunque, por poner un ejemplo, en los citados estudios poblacionales se vio que en Madrid son necesarios 250-300 mcgr/día.

En caso de estar lactando a un bebé y quedarse embarazada de nuevo, la cantidad de yodo necesario aumenta. Lo lógico en esta situación es doblar la cantidad de yodo a tomar (400 mcgr/día).

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