25 de mayo de 2008

El valor del ejemplo


Este cuento se titula “Saber enseñar
Creo que es una imagen clara de lo importante que es el valor de nuestro ejemplo para nuestros hijos.


Una madre llevó a su hijo ante Mahatma Gandhi e imploró:
“Por favor Mahatma, inste a mi hijo a no comer azúcar”.


Gandhi, después de una pausa contestó:
“Tráigame a su hijo de aquí a dos semanas”.


Dos semanas después, ella volvió con el hijo.
Gandhi miró bien profundo en los ojos del muchacho y le dijo:
“No comas azúcar”


Agradecida pero perpleja, la mujer preguntó:
“¿Por qué me pidió dos semanas? ¡podría haber dicho lo mismo antes!”


Y Gandhi le contestó:
“Hace dos semanas, yo también comía azúcar.”


Creo que la moraleja es clara y contundente.


Una serie de interrogantes:
  • ¿Creéis que somos buenos ejemplos para nuestros hijos?

  • ¿Por qué tantos padres fuman delante de los carritos de los bebes y niños pequeños o por qué fuman las embarazadas?

  • ¿Cuánta fruta y verduras comemos los adultos?

  • ¿Cómo van a ser los niños grandes lectores si el 50% de los españoles apenas lee?

  • ¿Consolamos a nuestros bebes cuando lloran o les dejamos llorar para que no se malcrien y aprendan a sobrevivir solos?

  • ¿Hay amor, comprensión y paz en todos nuestros hogares?

  • ¿Respetamos los padres a los profesores/educadores de nuestros hijos o les desautorizamos?

Cada uno que se responda en silencio y como se supone que somos adultos maduros, que todos actuemos en consecuencia: Así quiero que mi hijo sea, así debo ser y actuar yo.


El ejemplo no funciona por control remoto ni ondas cuánticas.

El ejemplo necesita PRESENCIA FÍSICA. Mucho más que 2 horas de calidad.

No es fácil y Einsten ya lo decía:

Dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás; es la única manera

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