17 de marzo de 2008

25, 25...

Cómo crece el bebé: de la semana 25 a la semana 28

Nos encontramos ya en la segunda mitad del embarazo en la que me desarrollo a pasos acelerados.

Mis órganos están formados pero continúan su maduración perfeccionándose para funcionar por sí mismos cuando nazca. En las próximas semanas ganaré capas de grasa que me darán un aspecto más rellenito.

Estas semanas transitamos el sexto mes de embarazo y continuamos con el repaso del crecimiento del bebé semana a semana.

En la semana 25 de embarazo tengo 23 semanas de vida, mido cerca de 25 centímetros de la cabeza a las nalgas, unos 32 centímetros hasta la punta de los pies, y peso alrededor de 700 gramos.

Mi piel está arrugada pero a medida que vaya creciendo se volverá más tersa y suave. Está cubierta por una sustancia cerosa llamada vérnix que impide que ésta se agriete. Mis pequeños dientes se ubican en su posición debajo de las encías, aunque todavía faltan varios meses para ver brotar el primero. MI cabeza está cubierta de pelo con color y textura, pero ni uno ni la otra serán los definitivos.

A esta altura mamá habrá notado que tengo períodos de descanso y períodos de actividad en los que puede sentir mis movimientos, estiramientos y pataditas.

En la semana 26 mido 34 centímetros hasta los talones y peso 800 gramos. Mis oídos se van perfeccionando, por lo que reacciono más conscientemente a los sonidos que le llegan desde el exterior, y muy especialmente a la voz de mamá.

Mis ojos se abren y se cierran de forma intermitente, practico el reflejo del pestañeo y reacciono a los estímulos luminosos, al igual que a los estímulos sensoriales cuando acaricias tu barriga.
Si bien todavía no entra oxigeno en mis pequeños pulmones pues su medio es líquido, realizo diariamente ejercicios de respiración.
A medida que gano peso, mi cuerpo va acumulando capas de grasa que me ayudarán a regular la temperatura corporal fuera del útero.

En la semana 27 (25 semanas de vida del feto) casi todas las estructuras oculares están acabadas, aunque todavía no soy capaz de ver con claridad, el desarrollo de la zona visual del cerebro me permite distinguir luces y sombras.
Mi talla es de 36 centímetros de cabeza a pies y peso alrededor de un kilogramo. Tengo un aspecto similar al que tendré al nacer, pero más delgada. A partir de ahora mi piel comienza a engrosarse y poco a poco se volverá más tersa.
Mamá ya puede notar claramente mis movimientos y también puede sentir una especie de saltitos rítmicos muy característicos cuando tenga hipo. Se produce debido a la contracción del diafragma y aunque puede llegar a durar varios segundos, el hipo fetal no me perjudica sino todo lo contrario, es una señal de buena salud.

En la semana 28 el desarrollo de mis pulmones tiene gran protagonismo. Comienzan a fabricar una sustancia llamada surfactante imprescindible para la respiración fuera del útero que impide que los alvéolos se adhieran entre sí. Igualmente, los pulmones se llenan de vasos sanguíneos que harán circular la sangre oxigenada por todo mi cuerpo y los tubos bronquiales continúan dividiéndose.
Al cabo de esta semana, con 38 centímetros de largo y con un peso de algo más de un kilo ocupo casi la totalidad del espacio dentro del útero.

Quedan todavía doce semanas por delante, fundamentales para yo complete mi maduración, sin embargo si naciera ahora tendría altas probabilidades de sobrevivir...

¡Pero esperaré, tranquilos!

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