En Atraviesa el espejo, el maravilloso blog de la psicóloga Violeta Alcocer, he encontrado la interesante valoración de las “etiquetas” que procede de un artículo publicado originariamente para la revista “Ser Padres Hoy”.
La autora, psicóloga especialista en infancia, hace gala habitualmente de una sensibilidad y ecuanimidad extraordinarias. En esta reflexión ha vuelto a ser certera. Muchas veces somos los padres los que no acertamos a entender los motivos de algunos comportamientos infantiles, esperándo de los niños cosas para las que no están maduros.
Que recojan los juguetes, que duerman solos, que no tengan miedo a la obscuridad, todo eso llegará. Pero si esperamos que esto suceda a los dos años nos vamos a llevar mas de un disgusto, nosotros y nuestros niños. Rabietas y regaños que podríamos haber evitado.
Cuando calificamos a un niño como “travieso”, “enmadrado” o “torpe” estamos enmarcando algunos rasgos de su conducta y, sin darnos cuenta, transmitiéndole así una “etiqueta” sobre quien es él. Pero esos mismos rasgos y acciones podemos interpretarlos positivamente. Haciéndolo lanzamos un mensaje de confianza en sus capacidades.
Esto, a la larga, puede ayudar mucho a desarrollar todas las capacidades del niño y a que sea mas feliz consigo mismo. Os recomiendo leer el artículo completo, a mi me ha enseñado mucho.
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