3 de septiembre de 2008

Ser madre es vivir con miedo


Recientes acontecimientos me hacen escribir sobre el miedo a que a un mini le ocurra algo...
Sin ser precisamente Juan sin Miedo, lo cierto es que mi mamí siempre ha sido una valiente.

Era una niña que brincaba por los pitañares, conducía su bici sin manos y se subía a los árboles con su pandilla en Bardena del Caudillo durante sus veranos, una adolescente que se atrevió con cursar estudios alejada de su familia en la Resi en la capital y una adulta que disfrutaba haciendo rafting, corriendo fondo y superando retos, probando nuevas gastronomías o comprando por Internet en páginas sin saber si recibirá algo a cambio de su transacción.

Vamos, una de esas personas que piensan que lo malo nunca les va a pasar a ellos.

Hasta que llegué yo. ¡Qué cambio! Da un poco de miedo todo cuando yo ando de por medio. Es uno de los peores descubrimientos de la maternidad: encontrar que tener un bebé es vivir permanentemente con miedo a que le pase algo.

Se conduce más despacio, no le quitas ojo a los niños que juegan con la pelota en el parque mientras pasas con el carrito, eliminas de tu vida las pequeñas piezas potencialmente causantes de un atragantamiento mortal...

En definitiva, ser madre supone comenzar a pensar que el mar en el que se bañen tus hijos estará lleno de feroces tiburones cuyo único objetivo vital es zampárselos vivos...

¡ Así y con todo, mamá es una intrépida defensora de su nena y de su sangre !
Te quiero mami.

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