26 de octubre de 2009

Don Pantunflo

Pero, ¿cómo he podido estar hasta ahora ajena a esta práctica?

Sea uno más o menos hogareño, no me negaréis que es un gustazo cuando llega uno a casita y se calza las pantunflas.


(Las primeras, cortesía de Yayo Juan y Yaya Trini).

Pocas cosas más agradables que estar una a sus anchas con los pies calentitos y vistiendo ropa cómoda en su casa...


Que cunda el ejemplo.


No me importaría si se apellidaran Cortés, pero no es el caso.
Señores vecinos, por favor, hagan lo propio y ahórrennos “disfrutar” de su zapateado.

0 comentarios a esta entrada:

Publicar un comentario

Mi blog se alimenta de tus comentarios