Pero, ¿cómo he podido estar hasta ahora ajena a esta práctica?
Sea uno más o menos hogareño, no me negaréis que es un gustazo cuando llega uno a casita y se calza las pantunflas.
(Las primeras, cortesía de Yayo Juan y Yaya Trini).
Pocas cosas más agradables que estar una a sus anchas con los pies calentitos y vistiendo ropa cómoda en su casa...
Que cunda el ejemplo.
No me importaría si se apellidaran Cortés, pero no es el caso.
Señores vecinos, por favor, hagan lo propio y ahórrennos “disfrutar” de su zapateado.
0 comentarios a esta entrada:
Publicar un comentario
Mi blog se alimenta de tus comentarios