21 de junio de 2010

Buenas costumbres

Abogo por que no se pierdan.


¿Recordáis cuando pedíais permiso al profesor para repartir un poco antes de que terminara la clase los caramelos y las chuches entre los compañeros el día de vuestro cumpleaños?

Ese día uno se sentía un poco protagonista, ¿verdad?

Me cuentan los papás (no sin nostalgia) que la ola de papanatismo que ha invadido estos tiempos ha causado que ya no sea aconsejable repartir dulces entre los niños.

Tenemos una alumnado con una salud dental que sería la envidia de la Mula Francis, pero más mustio que un geranio en verano.



Ahora lo propio es entregar algo útil: leáse una libreta, un bolígrafo...

¡Qué triste!.
Es como si los Reyes Magos te trajeran calcetines.

Está también muy en boga despacharse con los compañeros de clase ofreciéndoles una bolsita que los establecimientos de chucherías al peso se ocupan de confeccionar y cobrar a precio de azafrán a esos padres modernos, pobres, que no tienen tiempo ni tan siquiera para comprar bolsas de celofán, un rollo de lazo y caramelos o gominolas.

Belros, Martín Martín o el RincÓn son los dedicados progenitores que se encargan hoy por hoy de preparar los regalos que sus "hijos" ofrecerán.

Es el signo de los tiempos, que cantara Prince.

¿Dónde queda ese recuerdo de Papá y Mamá en el que acompañaban a mis abuelos a comprar caramelos al peso para que los pudieran repartir a puñados entre los compañeros de clase?.

Me resisto. No quiero ser de la manada.

Creo que no hay nada como regalar tiempo y dedicación.
Y ésto es lo que mis papis y yo regalamos este año a mis compis de guarderia.


Recordad, cuesta un poquito de esfuerzo hacer las cosas uno mismo.
Pero la satisfacción de no estar adocenado, bien lo vale.


Espero que disfrutéis de estas galletas (aunque sea virtualmente)






0 comentarios a esta entrada:

Publicar un comentario

Mi blog se alimenta de tus comentarios