24 de noviembre de 2010

¿Es bueno el progreso?

Sííí, me contestareís...

Pues no, no siempre.
Me explico.

Un ejemplo: el teléfono inálámbrico.

Es un invento del demonio que ha acabado con una de las diversiones del trabajador cuando llega por la mañana a la oficina.


Ya casi no se ven cables enrevesados...se añoran.



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