No tiene nada que ver ni con las ropas que vistas, los locales que frecuentes ni con la música o las pelis que te gusten.
Es mucho más simple.
(Y delatador).
Verano.
Quieres un helado.
Te acercas al kiosko, señalas el cartel y dices
"Un --aquí el nombre del polo-- de esos".
Siento decírtelo así.
Has dejado tu juventud, muy, muy atrás...

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