¡ Qué importante es el papel de la pareja en estos casos, y qué injusticia me parece el hecho de que el marco legal español actual no permita a los padres ausentarse del trabajo para acudir a estas clases, a diferencia del permiso que sí tienen las madres !.
Porque según establece la ley española, tanto para los exámenes prenatales como para las clases de preparación al parto, las trabajadoras tendrán derecho a ausentarse del trabajo por ambos motivos previo aviso y justificación a la empresa de la necesidad de su realización en horas laborales. Pero no dice nada respecto a los papás trabajadores.
¡ Qué deseable sería que hubiera más variedad de horarios en cuanto a la celebración de las clases para que los padres tuvieran más posibilidades de asistir (mediodías, sábados, noches…) !, porque al fin y al cabo ellos pueden convertirse en parte indispensable de la experiencia de traernos al mundo. Los padres insumisos (ya os explicaré quiénes son) lo desean. Acudir a las clases o prepararse para afrontar la paternidad de cualquier otro modo es un gesto de responsabilidad y compromiso en la crianza.
El futuro padre puede, a través de estas clases, contribuir en el desarrollo del embarazo y del parto, vivir nuevas experiencias, potenciar el vínculo conmigo y además con mamá. Y, claro está, papá también aprenderá conceptos claves del embarazo, parto, puerperio y mis primeros meses de vida.
Los cambios que mamá experimenta durante la fase final de la gestación, las fases del parto, mi higiene o la lactancia son sólo un ejemplo de algunos conceptos que se tratan en las clases preparto y que aclararán muchas dudas y temores a los papás, preparándolos para apoyar a las mujeres de manera eficiente en todos estos momentos claves y para vivirlos ellos mismos de un modo más consciente y pleno.
El papá, si aún no lo ha hecho, puede aprender a comunicarse con su hijo o continuar haciéndolo, potenciando esos mágicos momentos mediante palabras o caricias. Las clases pueden convertirse en un oasis de tranquilidad, incluso de intimidad (aunque estemos rodeados de otras familias) en nuestros ajetreados días, como el momento de ir a la cama, y ser aprovechado para esa bonita comunión padre-madre-barriguita.
El papá podrá aprender a aliviar molestias frecuentes a su mujer mediante técnicas de masajes, o también saber cómo ayudar durante el parto, donde su papel es también importante.
Los cuidados básicos del recién nacido y las curas de la mamá son otras nociones a las que resulta mucho más gratificante aproximarse en pareja y además en algunas de ellas el papá tomará un papel muy activo próximamente. Muchas madres no han sido las primeras en limpiar el meconio o cuidar ombligos, y han necesitado que les curen.
Papá conocerá a otras parejas y otros padres que están en situaciones parecidas, con el enriquecimiento que supone compartir experiencias. Además, a través del conocimiento se genera una autoconfianza importante gracias a la seguridad, y el ser padre empieza a vivirse ya. Siempre les quedarán dudas, a papá y a mamá, pero lo que importa es compartirlas.
Aún muchos hombres se excluyen de estas experiencias, tanto de clases preparto como de otras vías de información y preparación. Pero por suerte cada vez son más los que quieren vivir de modo pleno la llegada de una nueva vida y se puede hacer de muchas maneras, las buenas clases de preparación son una más.
Por todo ello, por todos esos beneficios, considero que es una verdadera pena que no se pongan más facilidades para la asistencia de la pareja a la preparación al parto.
Aun así, parece que cada vez más padres hacen lo posible por acudir a las clases. En mis clases de preparación me sorprendió que aún no fuéramos mayoría las nenas/nenes que acudíamos con papá y mamá...
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