8 de septiembre de 2008

El Vitade


Los bebés alimentados como yo con leche materna recibimos todos los aportes alimenticios necesarios para crecer y desarrollarnos sin ayudas externas hasta los 6 meses, ya que contiene los componentes más adecuados para ello.
La naturaleza es la más sabia.

La vitamina D o “vitamina del sol” es uno de los nutrientes esenciales para el adecuado crecimiento y desarrollo infantil, ya que favorece la incorporación al organismo del calcio y del fósforo y contribuyen a construir nuestra masa ósea. Por ello en los más pequeños es necesaria para prevenir enfermedades como el raquitismo y otras anomalías de los huesos.

Nuestro cuerpo sintetiza naturalmente la vitamina D cuando tomamos el sol.
Sin embargo, dado nuestro ritmo de vida actual y los peligros que entraña la exposición al sol especialmente en nosotros los bebés, cada vez es más habitual que los pediatras recomienden un suplemento de vitamina D para nosotros, que tanto la leche materna como las fórmulas no aportan en cantidad suficiente si no estamos expuestos al sol.

El suplemento de vitamina D suele presentarse en forma de solución líquida, tomada de forma oral, y debe ser prescrita por el pediatra, que os indicará las gotas que el bebé necesita cada día, normalmente a partir del segundo mes de vida.

La madre puede aumentar el contenido de vitamina D en la leche materna ingiriendo alimentos ricos en este componente.

A pesar de que una exposición breve bajo el sol sería suficiente para sintetizar la vitamina D necesaria, hay que saber que el filtro de un protector solar de factor elevado impide dicha sintetización, por lo que si el bebé pasea bajo el sol con protección no recibirá esos beneficios.

Por ello hay que informarse, consultar al pediatra y valorar la necesidad de este suplemento.
(P.D. Me gus muucho más la leche de mamá que el Vitadé, está de más decirlo...)

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