No hay disculpa que valga.
En ocasiones, un blogmaster incurre en el mismo riesgo que un viajero:
acabar siendo un turista.
El afán por imortalizar lugares visitados, paisajes contemplados y delicias degustadas hace que se sacrifique la experiencia en si en favor del documento gráfico que las plasma o del relato que las recordará.
El deseo de inmortalizar en un blog los momentos vividos hace que el blogmaster se maneje por un terreno peligroso, en la linde entre la vivencia y la mera contemplación de la misma.
Y es un fino hilo el que las separa...os lo aseguro.
En fín, ya sabéis que la confesión no sirve de nada para el perdón de los pecados sino media algo esencial: el propósito de enmienda.
De modo, que en breve, recuperaremos este lapso de 20 días en el que he permanecido offline, pero viviendo a tope.
Un besote a todos los que visitáis mi vida.
¡ Sed viajeros de vuestra vida, nunca turistas !
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