Le croissant

Un sábado sin croissant en su desayuno merece llamarse tal.


Un poquito de historia sobre esta afamada pieza de bollería...

El bollo responde a la celebracíón de la salvación austriaca de la invasión del Imperio Otomano, allá por el siglo XVII

Las huestes turcas, con el gran visir Mustafá Pachá a su mando, tras una exitosa campaña de conquistas por la mayoría de regiones del Danubio, sitiaron Viena, que después de Constantinopla habría sido la primera plaza importante conquistada en Europa.

Los turcos otomanos habían adoptado el símbolo de la medialuna (que luego ha pasado a ser un emblema musulmán) al conquistar Constantinopla en 1453.
Y es que se da el caso que la ciudad de Constantinopla tenía como uno de sus emblemas una medialuna.

Ese emblema tiene su origen en la Antigüedad precristiana, cuando Constantinopla era una colonia griega llamada Bizancio. En esa remota época la ciudad de Bizancio se salvó de ser asaltada y tomada durante un ataque nocturno gracias a que, por la luz de la luna, sus defensores vieron una brecha en las murallas, los bizantinos -entonces paganos- decidieron homenajear a la diosa lunar Artemisa utilizando su símbolo (la medialuna) como emblema.

Bueno, que divago demasiado y me aljo de la historia del bollo.

Tras varios infructuosos intentos de asalto contra los vieneses, los turcos decidieron atacarlos por sorpresa con una nueva estrategia.

Pensaron en socavar el terreno y así evitar las murallas pero actuando sólo de noche.

Los panaderos, de quienes ya sabemos cuanto madrugan, se dieron cuenta de la amenaza una noche y dieron la alarma de tal manera que al final fueron los defensores los que tomaron por sorpresa a las tropas musulmanas obligándoles a levantar el sitio.

Cuenta la historia que los panaderos, como agradecimiento, elaboraron dos panes: uno con el nombre de "emperador" y otro Halbmond, en alemán: "media luna", el actual croissant, como burla al invasor.

Después los franceses lo harían tradicional en su país, que estos gabachos de todo han de apropiarse...

¡ Buen provecho !