1 de noviembre de 2009

No hay miel sin hiel

Extraordinarios avances y descubrimientos jalonan a lo largo de los siglos la Historia de la Medicina hasta la fecha.

Los investigadores son galardonados cada año con reconocimientos como los Premios Nobel.



Este año, la flamante ganadora ha sido Elizabeth Blackburn, una investigadora de la University of California, San Francisco (UCSF).


La Fundación Nobel le ha otorgado el galardón como reconocimiento a su trabajo sobre los telómeros, unos “trocitos” de ADN que protegen los extremos de los cromosomas. El trabajo de Blackburn puede ser la clave para comprender -y eventualmente modificar- los mecanismos del envejecimiento.


Sin embargo, ningún investigador o galeno se ha preocupado de desarrollar antibióticos que no sepan amargos como la hiel.

¿El motivo?

  • ¿Ocultos intereses de Corporaciones Farmaceúticas que buscan el disgusto de los minis?
  • ¿Será porque ninguno le ha tenido que administrar a su mini dos veces al día un jarabe infumable?
  • ¿Será que no han probado su propia medicina -chiste fácil-?

Mi reciente experiencia con el Zinnat ha sido nefasta...
Me ahorro el daros detalles.

Postularé al Nobel al primero en crear un antibiótico agradable al gusto.


Los que leáis en The Lancet algún progreso sobre este asunto, por favor, hacedmelo saber...

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