28 de febrero de 2010

Libertades

Vuestra libertad para hacer botellón en un parque termina donde empieza la mía para jugar en ese mismo parque.

¿Qué necesidad tenéis de dejar infestados de vidrios rotos los parques donde los minis jugamos?


¿Qué tal si os lleváis la botellita a casa cuando se acabe la noche y la rompéis en vuestra habitación antes de echaros a dormir?


Así, por la mañana, podéis jugar a la gymkana.
Veréis qué bien os lo pasaréis.

Tenéis unos tragos muy tontitos.
Para beber, hay que saber beber.



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