Hace poco me inicié en el mundo del marisco.
¡Qué calladito os lo teníais los mayores, pájaros!
Pocas cosas más gustosas que chuperretear unos gambones.
Nuevo espaldarazo a la teoría que formulé:
todo lo que se come con las manos es por principio delicioso.
He aquí al pobre interfecto decapitado, cual Luis XVI.
Se aceptan con gusto mariscadas.
Espero vuestra invitación.
Aprovechad, que aún salgo barata (no como más de 4)...
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